"BUSCANDO A MARÍA" BÚSQUEDA CONCLUIDA

Gentileza Chilevisión

Ayer Chilevisión emitió el capítulo final de la que hasta ahora es su última teleserie. 

 Costó, el que esta teleserie saliera al aire fue toda una aventura, ideada como la primera teleserie diurna del canal, por lo cual se ganaron los fondos del CNTV, para luego optar por convertirla en teleserie vespertina y devolver los recursos asignados. Sin aclarar el horario fue promocionada en febrero del 2015, durante la emisión de la quinta noche del Festival de Viña, hubo spot, afiche en prensa escrita y vía pública pero la teleserie no salió al aire, luego de varios supuestos estrenos, todo era un misterio. El 9 de diciembre fue el debut de esta teleserie en pantalla, con solo seis días de promoción, un área dramática casi desmantelada, un nuevo tema central, sin lanzamiento, sin promoción en las calles, no hubo aparición de los actores (La mayoría ya no estaba ligado al canal), sin mención en el matinal en el día de estreno, en un horario poco tradicional para las nuevas teleseries nacionales (Y que por franja pudo haber contado con los fondos del CNTV), solo los actores, guionistas y parte del equipo realizador la promovía por las redes sociales, escaso material para los medios, con poca esperanza del canal, con el morbo de los resultados de la prensa, llegó el día, la respuesta fue buena, la teleserie terminó segunda en sintonía, pese al desolador panorama y los pronósticos más negativos, la producción gustó, se hizo de un público fiel y en la actualidad la onceava producción del canal llegó a África, Portugal y España.

 La idea original de Victor Carrasco, desarrollada por Carlos Galofré junto a Sandra Arriagada e Iván Salas Moya, realizada por My Friend, narró el drama de María Barraza (Isidora Urrejola), una joven que vive en Caleta Quintay, que sufre la violencia de Evaristo Maulén (Cristian Carvajal), su marido, un alcohólico pescador; El drama comienza cuando ella lo denuncia a carabineros y este en venganza lanza a Benjamín (Tomás Arriagada), el hijo de 11 años de ambos, al mar. Impactada, María deja la caleta y se refugia en la capital, en la casa de su madrina, Raquel (Malucha Pinto), y comienza a trabajar en el restaurant de Pedro Montecinos (Ricardo Fernández) con quien podría iniciar una nueva historia, pese a que este tiene una relación con Bernardita (Daniela Palavecino) Lo que todos ignoran es que Benjamín, "El Chiripa" no ha muerto y comienza a buscar a su progenitora.

 Una trama atractiva, mezcla de "Marco" y "El niño y el papa", de buen desarrollo, que a veces era intercalada con innecesarias historias secundarias, la dirección de Roberto Morales le dio un favorecedor ritmo externo, con cámaras en movimiento y acertados planos, con un gran apoyo de la edición de Claudio Matus y Pablo Alvear, imágenes atractivas, que en conjunto lograron un producto más que aceptable.

 En los 64 capítulos (De 75 originales) hubo personajes que destacaron, en especial los roles antagónicos; Cristián Carvajal lo volvió a hacer, brilló en un nuevo rol, esta vez de la mano del sádico Evaristo Maulén; Daniela Palavecino nos regaló el que hasta ahora para mi gusto es su mejor rol en teleseries, divertido, histérico, falso, algo maquiavélico y manipulador, pese a tener las características para una maqueta de personaje, los matices impregnados lograron que Bernardita Prieto fuese muy real y reconocible; Catalina Martin  se hizo odiar con su Juana Canales, una villana más primitiva y visceral, errática en su actuar, motivada por amor, a veces incomprendida, muy bien lograda. El casting de los niños fue acertado, en especial el talquino Tomás Arriagada, quien llevaba el peso protagónico, le creímos todo, sus llantos, risas, miedos y alegrías, un gran descubrimiento.

  A nivel de guion faltó más cercanía y complicidad en el desarrollo de la pareja protagónica, interpretada por Isidora Urrejola y Ricardo Fernández, toda la teleserie fue un eterno coqueteo y no fue hasta el capítulo final en que ella dejó de llamarlo "Don Pedro" y quizás faltó un encuentro más grande de madre e hijo. Se agradece la inclusión de temáticas como el alzheimer de Raquel. Las coincidencias durante la teleserie no parecieron forzadas, esto sumado a los momentos de tensión, fueron grandes fortalezas.

 Una teleserie en la que pocos creían y cautivó a muchos, un claro ejemplo de malas decisiones ejecutivas que entorpecieron el desarrollo de esta producción, que en base a los acontecimientos, con un mayor apoyo pudo ser mucho más. Por último, los créditos se reconocen y se dan a conocer, mucha gente trabajó en un escenario adverso y ni siquiera se nombra, mal, una práctica que en favor del tiempo televisivo, y la sintonía, es lamentablemente más recurrente.

Para mi gusto, una buena producción, la cual debutó como una crónica de un fracaso anunciado y venció todo mal pronóstico, uno de los tantos fénix de las teleseries nacionales.

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