"EL REEMPLAZANTE" UNA REALIDAD QUE INQUIETA

  Es imposible cada lunes no verse inmerso en el sub mundo que nos presenta  "El Reemplazante" pero no es un entorno de ficción, a pesar que ese es el género, sino que una fiel representación de la realidad, aquella que algunos no vemos o mejor dicho, no queremos ver.

  La serie de Parox Producciones financiada por el CNTV y emitida por TVN no insinúa ni crea, nos muestra la precariedad sin adornos y  nada se exagera, lo que nos da como resultado ese gris entorno y personajes que no ven un mejor futuro para sus vidas, ya que las oportunidades para ellos son nulas o muy limitadas, cual representación de "El Baile de los que Sobran" de "Los Prisioneros" 

  La idea original de Ignacio Arnold, Nimrod Amitai y Javier Bertossi muestra a Jóvenes estudiantes con una actitud confrontacional, ya que ese es la forma de sobrevivir que han aprendido, niños que se ven obligados a madurar rápidamente, adolecentes reconocibles, no solo entre la delincuencia, sino en los que ponen reggaetón a todo volumen en el transporte público, se dirigen en masa a un partido de futbol o divisas en los noticieros que muestran crímenes en poblaciones, única vez en que se pone atención a estos lugares que están al margen de todo, en que la educación, seguridad y salud están en deuda y que en esta serie se han humanizado.

  La producción no hace juicio de valor ni trata de dejar una moraleja de las situaciones en cada capítulo, muestra la precariedad, en especial de un sistema escolar en que lo que lo más importante no es que los estudiantes aprendan, ya que no hay un futuro que se vislumbre en los asistentes a esas aulas llenas de desesperanzas, siguen marcando el paso, sin posibilidad de evolución, es ahí donde destaca la dirección de Nicolás Acuña y Cristián Jiménez, la cual logra un ritmo externo que se confabula con el ritmo interno, creando escenas intimas, claustrofobicas, cerradas y muy bien logradas, confabuladas con una exquisita dirección de arte a cargo de Piola Ávalos y un certero montaje de Álvaro Solar, Javier Estévez Manuela Piña y Tomás Bianchi.

    En los guiones de Pablo Paredes, Enrique Videla, Hernán Rodriguez y Francisco Castillo no hay espacios para la comedia ni la anécdota, tampoco hace falta, el relato es el grito en la oscuridad que nadie responde, es el laberinto que parece sin salida para los personajes y lejos de deprimirnos, nos llenan de ganas de ver justicia, esperando con ansias el próximo capítulo, con la misma incertidumbre de los protagonistas de saber si hay alguna solución viable ante lo que están (o estamos) condenados a vivir.

  Los personajes son un aporte, sin pose ni diálogos rebuscados logran transmitir el claro mensaje, consagrados como Sergio Hernández, Blanca Lewin, Roberto Farías, Mónica Carrasco, Jaime Azócar, Rodolfo Pulgar, Ignacia Allamand, entre otros, junto a Karla Melo, Pablo Rojas, Rocío Monasterio, Ricardo Olea, Paula Aguilera, Cristian Soto, Mónica Huentén, Javier Manriquez, Bastián Kinney y muchos actores novatos que demuestran su talento a la par que sus colegas con trayectoria; Iván Álvarez de Araya representa a través de Charly al espectador, quien descubre las injusticias y limitancias de un sector que no ha sido escuchado y pese a no tener una solución en sus manos, se une a esta cruzada por mejorar las cosas, ya que él mismo sufre las faltas de oportunidades y el fracaso al no poder recuperar el golpe de suerte que una vez tuvo, la interpretación del actor es real, cercana, no cae en el populismo de parecer un héroe, sino que es un ente humanizado, con emociones, virtudes y errores, lo cual se agradece; El otro gran protagonista es Maicol, el joven que debe enfrentar las limitancias de su sector y para surgir sucumbe a las tentaciones del lado oscuro, interpretado magistralmente por Sebastián Ayala, quien utiliza toda herramienta actoral para transmitir, sin diálogo, solo con miradas, gestos y posturas nos da a conocer su impotencia y rabia contenida ante la injusticia del entorno, humanizando a un estereotipo de joven que usualmente causa repudio en la vida real y el tercero que destaca es Claudio, el narcotraficante de la población interpretado por Gastón Salgado, quien creó un delincuente creíble, pese a que el personaje invitaba a caer en la maqueta y la caricatura, sin exagerar, el actor logra intimidar.

  La musicalización es todo un aporte en las escenas y el tema principal "Mi Verdad" cantado por Anita Tijoux es todo un acierto.

  La crisis educacional, la falta de oportunidades, el tráfico y consumo de droga, el abandono, el bullying, la hambruna, el embarazo adolecente, el aborto, el acoso y muchos otros temas se tratan sin exageración alguna.

"El Reemplazante" es una gran serie porque no cayó en el efectismo, en lo comercial ni en lo facilista por el ráting sino que se centró en la historia, con un ritmo realista, mostrando una visión impactante, cruda y real de lo que pasa en nuestros días y muchos no saben o no quieren creer.

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