Comentar la teleserie diurna de TVN junto a la productora My Friend es una deuda pendiente en este blog, quise darle el suficiente tiempo para ver como se desarrollaba esta producción que presenta un melodrama puro, la cual vuelve a los orígenes del género con temas muy actuales, en un nuevo horario.
Recuerdo que cuando se anunció que
"Esperanza" sería protagonizada por un personaje peruano a muchos no les gustó la idea, los mismos que hoy comentan con entusiasmo las peripecias de la cholita
(aunque sea blanca)El primer comentario es dedicado a su protagonista, Daniela Ramírez, el gran descubrimiento del año, ya deslumbra en
"Los Archivos del Cardenal" y ahora encanta como la sufrida peruanita Esperanza Reyes, quien supo darle ángel al personaje, alabado también es su trabajo de personificación, el cual ha sido reconocido por varios peruanos incluso.
El regreso de Ingrid Cruz se agradece, verla como Beatríz Solovera es un goce, sin duda está en su mejor momento, mostrando una madurez actoral evidente, ya que no solo cumple su función de esposa engañada, sino que muestra matíces en su personalidad, demostrándolos en diálogos, miradas, gestos y tonos de voz que hacen querible al personaje, en el cual se ve cómoda y comprometida.
Se agradece que el galán de turno, Juan Pablo Marticorena, no sea un personaje plano, ya que tiene muchos elementos para hacerlo interesante, entre ellos sus preocupaciones familiares, conyugales y empresariales, además de un trauma de infancia y una historia del pasado que se le presenta, pero a pesar de todo eso, el rol de Álvaro Escobar, aún se ve algo débil, quizás al mostrarse mentiroso, alterado y prontamente infiel, que quizás lleguemos a no querer verlo junto a ninguna de las mujeres antes mencionadas.
Teresita Reyes, la actríz que ya tiene un magister en la interpretación de asesoras del hogar, destaca en el rol de Cármen, la amargada, resentida y racista nana, quien le hace la vida imposible a la protagonista, ha sabido hacerse odiar, pero a pesar de ser cruel en sus comentarios, logra humanizar al personaje, haciéndonos partícipe de su sufrimiento.
La mixtura del elenco es muy atractiva, la mezcla de consagrados de la actuación como Patricio Achurra (Genaro), Osvaldo Silva (Ulises) y Schlomit Baytelman (Trinidad), junto con el regreso de Claudio González (Luis), Lorena Capetillo (Susana) y Erto Pantoja (Anselmo) y a quienes hemos visto en otras facetas como José Martínez (Elías) y Marcelo Valdivieso (Héctor) más el debut de Matías López (Ignacio), Victor Montero (Jesús) logran un gran equipo, con algunas actuaciones débiles, pero compensadas entre sí. El cásting infantil está muy bien logrado, ya que tanto Sebastián Gallardo (Rodrigo) como Patricio Ossa (Ariel) cumplen a la perfección sus roles.
La dirección de Claudio López de Lérida y Onell López es la adecuada para conseguir el ámbiente intimista y acogedor que se espera para esta teleserie, lo mismo con la musicalización, la cual es un gran aporte en las escenas.
Las historias son atractivas y bien contadas, un gran aplauso al equipo liderado por Alejandro Cabrera.
Se agradece el que hayan escuchado al público y hayan retornado los opening, al ser una teleserie que apela a los orígenes del melodrama, era imperdonable que este clásico estuviera ausente.
Una teleserie que habla de xenofobia, diabetes, infertilidad, mentira, engaños, traiciones, amor y mucho más, la cual nada tiene que envidiarle a su competencia extranjera, al contrario, nos hace enorgullecer el tener un producto que se transforma en una real alternativa en el horario.
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